A todos nos gusta compartir un grato momento en un restaurante, acompañados por familiares, amigos o compromisos sociales o de negocios. Los platos serán elegidos a gusto por cada uno pero, cuando llega el momento de elegir el vino, nos mirarán fijo por nuestra ya conocida reputación de “conocedores”, esperando que tomemos la iniciativa y procedamos a su elección.
Para salir airosos del compromiso, podemos seguir los siguientes pasos:
1. Si el establecimiento dispone de sommelier, delegue la responsabilidad y no dude en solicitar su asesoramiento profesional. Para eso está y se lo brindará sugiriendo lo más adecuado de acuerdo a los platos elegidos y el precio de referencia que Ud. debe darle de entrada.
2. Si este servicio no existiera, le toca a Ud.: de acuerdo al tipo de evento y nivel de compromiso, fije de antemano un rango de precios, esto le facilitará la lectura de la carta de vinos, ya que para conservar la imagen es bueno tomar una decisión rápida y segura. Siempre tenga preparado un “plan B”, es decir, una alternativa por si el vino elegido no está disponible.
3. Pregunte por cortesía a los asistentes qué tipo de vino les gustaría tomar, seguramente lo dejarán elegir a Ud., que conociendo los platos sugerirá el más compatible leyendo las etiquetas del rango de precios y cepajes ofrecidos. Siempre trate de explicar el por qué de la elección y consulte si están de acuerdo. Fíjese si hay promociones de bodegas. Es la oportunidad para probar buenos vinos a menor precio, además de acceder a entregas recientes con mejor probabilidad de una buena conservación.
4. Si se piden entradas, puede pedir un vino para acompañar el primer plato y otro para el principal, solicitando el correspondiente cambio de copas.
5. Observe de dónde traen el vino, si es de un bonito estante iluminado por luces dicroicas o de algún cuarto detrás de la parrilla, póngase en guardia: si el lugar amerita quedarse, la opción práctica es desechar los vinos caros y elegir uno medio medio, de marca popular de rápida rotación, y confiar que aún no se haya arruinado. Cuando llegue la botella, tóquela cerrada, para constatar si la temperatura es la correcta. Si la nota caliente pida que la cambien por otra botella ya que por más que la enfríen, el vino seguramente ya no estará en sus mejores condiciones.
6. Déjese servir primero para catar de acuerdo a lo aprendido, sin exageraciones que llamen la atención.
7. Si el vino está bien, lo aprueba, si no , discretamente, da al mozo las razones del rechazo y cambia la marca y/o el tipo de vino.
8. Acompañar con agua. Recuerde que ésta es la que apaga la sed y el vino está para disfrutarlo por calidad y no por cantidad.
9. Sirva medidas discretas, el vino se mantiene mejor en la botella y pida opiniones a sus acompañantes sobre el mismo.
10. Si estuvo conforme con el servicio y disfrutó un vino cuidado y correctamente tratado, manifiésteselo al responsable. Caso contrario, puede hacer con simpatía y discreción la correspondiente observación para inducir quizás un cambio de actitud.
(Club del Vino – Marzo 2007)
Para salir airosos del compromiso, podemos seguir los siguientes pasos:
1. Si el establecimiento dispone de sommelier, delegue la responsabilidad y no dude en solicitar su asesoramiento profesional. Para eso está y se lo brindará sugiriendo lo más adecuado de acuerdo a los platos elegidos y el precio de referencia que Ud. debe darle de entrada.
2. Si este servicio no existiera, le toca a Ud.: de acuerdo al tipo de evento y nivel de compromiso, fije de antemano un rango de precios, esto le facilitará la lectura de la carta de vinos, ya que para conservar la imagen es bueno tomar una decisión rápida y segura. Siempre tenga preparado un “plan B”, es decir, una alternativa por si el vino elegido no está disponible.
3. Pregunte por cortesía a los asistentes qué tipo de vino les gustaría tomar, seguramente lo dejarán elegir a Ud., que conociendo los platos sugerirá el más compatible leyendo las etiquetas del rango de precios y cepajes ofrecidos. Siempre trate de explicar el por qué de la elección y consulte si están de acuerdo. Fíjese si hay promociones de bodegas. Es la oportunidad para probar buenos vinos a menor precio, además de acceder a entregas recientes con mejor probabilidad de una buena conservación.
4. Si se piden entradas, puede pedir un vino para acompañar el primer plato y otro para el principal, solicitando el correspondiente cambio de copas.
5. Observe de dónde traen el vino, si es de un bonito estante iluminado por luces dicroicas o de algún cuarto detrás de la parrilla, póngase en guardia: si el lugar amerita quedarse, la opción práctica es desechar los vinos caros y elegir uno medio medio, de marca popular de rápida rotación, y confiar que aún no se haya arruinado. Cuando llegue la botella, tóquela cerrada, para constatar si la temperatura es la correcta. Si la nota caliente pida que la cambien por otra botella ya que por más que la enfríen, el vino seguramente ya no estará en sus mejores condiciones.
6. Déjese servir primero para catar de acuerdo a lo aprendido, sin exageraciones que llamen la atención.
7. Si el vino está bien, lo aprueba, si no , discretamente, da al mozo las razones del rechazo y cambia la marca y/o el tipo de vino.
8. Acompañar con agua. Recuerde que ésta es la que apaga la sed y el vino está para disfrutarlo por calidad y no por cantidad.
9. Sirva medidas discretas, el vino se mantiene mejor en la botella y pida opiniones a sus acompañantes sobre el mismo.
10. Si estuvo conforme con el servicio y disfrutó un vino cuidado y correctamente tratado, manifiésteselo al responsable. Caso contrario, puede hacer con simpatía y discreción la correspondiente observación para inducir quizás un cambio de actitud.
(Club del Vino – Marzo 2007)
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